De dos a tres caidas contra la aburrición (Crónica)


Sábado por la mañana y pensando en vivir nuevas experiencias. ¿Que se podrá hacer en un día así? Tantas cosas por vivir, muchos lados a donde ir.   A unas calles del metro "la lagunilla" en la calle República de Perú
77, se ubica la arena de lucha libre más vieja de México, la arena coliseo que cuenta con 81 años recibiendo luchadores y boxeadores, la que vivió la era de oro de la lucha mexicana. Este recinto sigue vigente y recibe a los aficionados y curiosos de este emblemático deporte.
 

Llegando a la calle se escuchan los primeros gritos lleve su máscara de su luchador favorito, lleve su lindo recuerdo de las luchas y mientras más te acercas al recinto   se escuchan a unos hombres de negro "de lado izquierdo se encuentra la taquilla, si compró su boleto en línea téngalo ya en la mano". Después de una revisión te indican donde esta tu entrada, al entrar al recinto hay una fila de personas en blanco indicándo tu asiento si no sabes dónde está tu lugar. Cuando se encuentra nuestro asiento de madera que, aunque incómodo se vea, sorprendentemente es acogedor y con una gran vista al ring.  

La gente llegaba, algunos fanáticos con máscaras y otros hablando otro idioma, gente de otros países queriendo experimentar lo que ofrece las luchas mexicanas. Cervezas, chelas, chelas bien frías” “Refrescos bien muertos” eran los primeros gritos que se escuchaba en el recinto continuos con manos alzándose para llamar al vendedor. Son 100 pesos dice el joven con barba ¿What?, i don't understand contestaba el comprador, en otros lados quizá habría confusión, pero el joven preparado le contesta one hundred le paga y le entrega un vaso de chela bien fría.  

Al ring suben los 3 comentaristas: respetable público, denme un grito la gente ruda, el público apoyaba la emoción, ahora denme un grito la gente técnica los gritos se dividían ya que los gritos eran de emoción y de abucheó. Mientras qué los otros 2 comentaristas hablaban la gente gritaba y que no dejaban escucharlos.  Mientras ellos bajaban del ring, dos bellas mujeres salían del túnel y se ponían a bailar. Mientras acto seguido un hombre de traje arriba del ring presentaba a los personajes que venía saliendo, la gente lo incorporaba al cuadrilátero con aplausos, “dos de tres caídas sin límite de tiempo” esa fue la frase que dio inicio a esta noche de combate, los dos combatientes buscan pescar a su contrincante del cuello, no había muchos gritos más que los del pueblo, mientras que los ajenos solo se mantenían observantes. La lucha seguía y la gente se prendía. shockersito, shockersito era lo que el público gritaba cuando veían al luchador subirse a la tercera cuerda para lanzarse contra su rival que se encontraba tirado en la lona, “1,2,3” todos contaban junto al réferi, la campana sonaba dando terminada la lucha, un ganador había y la gente aplaudía.  

Sin pasar mucho tiempo la siguiente batalla empezaba, era una lucha de equipos, se anunciaba en una esquina los técnicos y en la otra los rudos, los ambulantes se acercaban a sus anteriores compradores a ofrecerles más bebidas y los de seguridad a sentar a la gente que se levantaba para ver mejor a los luchadores. El pitido suena y la lucha empieza, los luchadores se lanzaban el uno al otro por el ring, ejecutando movimientos acrobáticos y llaves de lucha que dejaban a la multitud sin aliento, pero lo que dejo sin aliento a las damas del público fue cuando el capitán de los técnicos se quitó la playera, “Hazme un hijo” grito una damisela. Aunque al inicio se le apoyaba a lo rudos, toda la gente abucheaba el acto de injusticias que aplicaban estos dentro del ring La noche continuó con más luchas emocionantes, cada una más impresionante que la anterior, la multitud más se regocijaba y los que permanecían ajenos se encendían haciéndose escuchar con su acento imitando los gritos de los demás.  

El vocero anunciaba la pelea estelar, el aire estaba cargado de emoción y expectación, los espectadores estallaban en vítores y aplausos, recibiendo a los titanes que culminarían esta noche de combates. Se anuncia el inicio de la pelea y el ring rugía de emoción mientras los luchadores se enfrentaban, se movían agiles como unas panteras buscando su presa. Se lanzaban llaves letales y saltos sorprendentes, el público se mantenía al borde de su silla con tremenda batalla que se estaba dando, siendo digna de ser la última dejando toda la fuerza, sudor y pasión en el ring 

La noche dentro del Coliseo termino y mientras la gente salía del recinto con los rostros iluminados por la emoción y adrenalina, comentaban las peleas tanto en español como en otros idiomas, había sido un grandioso espectáculo que solo podía ofrecer esta tradición mexicana, este deporte tan querido en nuestro país. 

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